Bodegas Emilio Lustau

TODOS LOS AROMAS Y SABORES DEL JEREZ EN LA ASOCIACIÓN ENOLÓGICA DE CASTELLÓN Una gratísima sorpresa vivieron los miembros de la Asociación Enológica de Castellón el 15 de Junio en la celebración de la sexta actividad ordinaria en el Hotel Castellón Center, organizada con las inestimables colaboraciones, Dª Teresa Gárate de la Cambra del Vins, D. Joaquín Diego y D. Francisco Murai de la Distribuidora de Primeras Marcas S.A.. La escenografía era realmente brillante: múltiples folios informativos, lujosos dípticos y trípticos y libritos y cuadernillos de espléndido diseño y esmerada edición. Y para más nivel si cabe, cada asistente disponía de un didáctico mantelillo de papel impreso con siete posa-copas con el nombre de los siete vinos a catar. El director de la cata de auténtico lujo: D. Francisco Javier Carmona i Escribano, joven enólogo y ya entre otros logros miembro del jurado internacional de catas y presidente de la Asociación de Sumilleres de la Comunidad Valenciana. Y todo y todos para que entrara en escena y recibir con el merecido reconocimiento a Bodegas Emilio Lustau, destacada empresa jerezana identificada con calidad y prestigio. D. Francisco Javier, ilustrando su intervención con cuidadas proyecciones visuales, pronunció una magistral lección centrada especial en Elementos Geológicos: tierras onduladas de barros y arenas y sobre todo de las profundas albarizas, propias de los términos municipales de Jerez, El Puerto de Santa María y Sanlucar de Barrameda. El clima: poniente portador de humedad marítima durante Julio y Agosto. La pluviometría: 6001/m2 caídos en su mayor parte de Octubre o Mayo y Septiembres secos. Los viníferos: La autóctona Palomino, la Pedro Ximenez, la Moscatel (de Alejandría). La plantación a Marco Real en retroceso frente al rectangular (1’15+ 2’30) que facilita la mecanización. El injerto en Agosto. La poda de vara y pulgar… Continuó su discurso con una síntesis histórica de los vinos jerezanos: los fenicios, según afirmación de Estrabón trajeron la vid a Jerez y así lo atestiguan los dos lagares del S.VII a.C. hallados recientemente. Los griegos jerezanos establecieron el consumo racional del vino: con placer y orden y en el simposium después de comer. Los romanos lo exportaron a Roma al igual que el aceite de oliva y el garum. Almanzor, fue el contrapunto, consigue que se arranque un tercio de las viñas. Con Alfonso X el Sabio se inicia una rápida recuperación y llega ya a la Edad Moderna la exportación a Europa, América y a partir del S.XVIII las inversiones inglesas. D. Francisco Javier explicó con perfección el proceso de crianza de los vinos de Jerez que se introduce a principios de 1800. La fermentación tumultuosa es como la tradicional a cargo de las diversas levaduras Saccharomyces. Es en el proceso de crianza por soleras y criaderos donde encontramos lo verdaderamente genuino del vino de Jerez. En el mes de Enero el experto catador clasifica cada bota y las marca con rayas. Una raya indica vino limpio en nariz y aroma adecuado para la crianza de Finos, Manzanillas y Amontillados. Una raya y un punto señala vinos de más cuerpo propios para olorosos. Lo más específico es la crianza aerobia por la aparición espontánea en la superficie del vino de un velo de flor que le aísla del aire, constituido también por cuatro levaduras del género Sacharomyces y así se crían los finos, encabezados previamente hasta 15’5º o bien en contacto directo con el aire como se crían los olorosos, encabezados hasta 17’5º. Hecha esta primera clasificación las botas se llenan en sus 5/6 partes y se alinean al tresbolillo en hileras de tres alturas o escalas o andanas . De la solera (la más cerca del suelo) se extrae una porción de vino para consumo y se reemplaza con la misma cantidad de la segunda escala o primera criadera, a la que se le agrega la misma cantidad de la tercera escala o segunda criadera. Esta se rellena con vino de añada que ya ha envejecido un año. Los finos están en este proceso de crianza bajo velo o biológico al menos tres años, después pueden pasar al proceso de crianza físico-químico , convirtiéndose primero en Finos Amontillados y después en Amontillados. Los vinos que se asemejan a los amontillados por su limpieza en nariz y a los olorosos por su paladar se denominan de Palo Cortado. Además de los vinos generosos mencionados también se elaboran vinos dulces: Moscatel, Pedro Ximenez, Cream… Aludió D. Francisco Javier a la necesidad de edificios bajos para la crianza de Olorosos y de altos para los Finos que garantizan condiciones microclimáticas especiales. Para conseguir este objetivo también se atiende a la situación cerca del mar, a la orientación Noroeste-Sudeste, la iluminación indirecta… Con destacada vehemencia habló D. Francisco Javier de Bodegas Emilio Lustau, empresa centenaria y modélica con 170 Hectáreas de genuinas tierras albarizas en la finca Montegilillo, una producción anual de tres millones de botellas de las que el 90% se exportan a Inglaterra, Holanda, Alemania, Suecia, Estados Unidos, Bélgica, Japón… También de la excelencia de Bodegas Emilio Lustau y del magnífico trabajo de sus responsables hablan sus vinos que catamos en este orden: LUSTAU,. Solera Reserva Manzanilla Papinusa de San Lucar de Barrameda 15% amarillo brillante, potente aroma a manzana, seco e intenso en boca con notas amargas y salinas. Muy apetecible. LUSTAU. Solera Reserva Puerto Fino 15%. Cristalino brillante, aroma punzante y almendrado. Muy seco y sedoso en boca. Más intenso y denso que el anterior. Realmente delicioso. LUSTAU Solera Reserva. Amontillado Escuadrilla 18’5%. Cinco años de crianza mixta primero biológica y después oxidativa. Color oro pálido con reflejos cobrizos, En nariz dulce y con agradables recuerdos a turrón y pan tostado y avellana. Seco, denso y con sabores a frutos secos suaves y a madera. Exquisitamente largo. LUSTAU. Solera Gran Reserva Emperatriz Eugenia Oloroso Viejo 20%. Son viejos cuando tiene 30, 40 años de crianza de la que viene su intenso color a oro viejo. Punzante, dulce y persistente y muy aromático. Sabor perfectamente equilibrado entre acidez y alcohol y extraordinariamente largo y aterciopelado. LUSTAU. Solera Reserva Cream Capataz Andrés 20%. Mezcla de soleras de Oloroso y Pedro Ximenez robusto.. Color oscuro. Aroma alcohólico, potente y endulzado. Gran personalidad, larguísimo en boca. Integración de ácidos y dulces realmente sublime. LUSTAU. Solera Reserva Moscatel Superior Emilin 17%. Brillante vestido oscuro intenso. Aromas a pasas, almilares y naranja confitada. Ataque dulce y glicenco con toques de madera. Seductoramente atractivo. LUSTAU. Solera Reserva Pedro Ximenez San Emilio 17%. Vino de pasas de Pedro Ximenez. Vestido color caoba muy intenso, con mucha lágrima. Aromas a frutas pasas, caramelos, dátiles y frutos secos. Pleno, fragante, amielado con cuidada acidez. Exquisito y nítidamente dulce de extraordinaria persitencia. Fue una cata distinta, densa e inolvidable. La experiencia centenaria acumulada de Bodegas E. Lustau brilla con fulgurante luz propia en sus vinos que nos impresionaron gratísimamente. Están sin duda entre los mejores vinos del mundo.

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