En primer lugar quiero agradecer a todos los presentes, la asistencia a este acto. En segundo lugar presentaros a quienes están sentados aquí en la mesa, aunque seguramente ya los conoceréis a todos. De una o de otra manera son amigos, como vosotros, que han creído que este era una proyecto interesante, y se han volcado ofreciendo su colaboración. De forma que ésta es actualmente la composición de la junta directiva de la Asociación Enológica de Castellón:
- D. Luis Cerdà, vicepresidente.
- D: Juan Carlos Pavía, director técnico.
- D. Manuel Sos, secretario general.
- D. José Mª Rodríguez, tesorero.
- D. Rafael Soler, vocal.
- Dña. Elena Tirado, vocal.
- D. Vicente Sánchez, vocal.
y finalmente, el que os habla, Manuel Bordoy, presidente de la Asociación Enológica de Castellón.
Cada uno de nosotros tiene encomendadas una funciones que se recogen en los estatutos ya oficialmente aprobados tras largos trámites, y de los cuales podéis recoger una copia a la salida. Y entre estas funciones, una de las del presidente, es tener el honor de dirigiros este breve parlamento.
He visto algunas caras de angustia cuando he pronunciado la palabra «breve», seguro que más de uno habréis pensado: «lo que nos viene encima».
No os preocupéis, intentaré no alargarme, pero aunque esta sea una asociación Enológica, no podemos, en día tan señalado como hoy, hacer caso a la máxima latina de «Primum bibere deinde philosophare». Algo habrá que decir.
Es cierto, y cierto es, que se filosofa mejor y, con más fundamento, tras un largo trago de buen vino, de ese vino que afloja las lenguas y las mentes, que nos hace proclives en gestos, y que como a los locos o a los niños nos incita hacia la honestidad verbal: «In vino veritas».
Es verdad, y verdad es, que hoy, en el día de nuestra presentación, antes de pasar a la degustación de caldos del Somontano, y de la ribera del Duero, que nos ofrece D. Francisco Casado, de Exclusivas Azahar, y antes también de pasar al aperitivo que nos ha preparado especialmente D. Josechu Gamón, del Hotel Turcosa, merecemos unos momentos previos de reflexión.
Pensar que en estos momentos del devenir histórico, en un siglo apresurado y anglosajonizado, tenemos una urgente necesidad: La necesidad de frenar, de mirar a nuestro alrededor, y de encontrar el cálido abrazo de un foro de amigos con los que comentar nuestras historias íntimas.
Y qué mejor para hacer esto que a través del peculiar universo de comunicación que nos abren los aromas y sabores de los vinos de nuestra tierra.
La civilización es sinónimo de cultura, y toda civilización floreciente ha bebido y bebe vino. En el seno de esta asociación Enológica (y os recuerdo la etimología de esta palabra: Eno del griego Oinos, que quiere decir vino, y lógica del griego logos, o conocimiento), queremos participar de la cultura del vino, es decir, aprender, entre otras cosas, a apreciar mediante los sentidos las cualidades de una sustancia que nos revela los más recónditos secretos de su gestación y génesis. Es por tanto el justo tributo que rendiremos el de beber, beber civilizadamente.
Así podremos conjugar el verbo beber junto con dos otros que en cualquier lengua describen las mejores parcelas del género humano: aprender y amar. Espero, pues, que el seno de esta asociación sirva para que ampliemos nuestros conocimientos, y como amigos nos queramos aún más.
Bien, y antes de emocionarme, ya del todo, voy a comentaros que la próxima actividad la celebraremos aquí en el hotel el próximo día 12 de diciembre, jueves a las 20:30. De momento aún no podemos informaros del tema de la sesión porque estamos gestionando con varias bodegas y distribuidores, y todavía no nos han confirmado.
Finalmente volver a agradecer vuestra presencia, y la de los medios de comunicación, y la de todos cuantos han colaborado en la puesta en marcha de este proyecto.