Cata Bodegas La Mejorada
|El jueves 15 de febrero de 2018, recibimos la visita de Bodegas La Mejorada. El evento se celebró, en el Hotel Center, Ronda Mijares, 86, a las 20:45 h.
Las bodegas de La Mejorada y sus viñedos están instaladas en lo que fue un antiguo monasterio jerónimo, fundado en el siglo XV por Fernando I de Aragón. Gracias al arquitecto Rafael Moneo y su familia, el complejo monástico de La Mejorada se encuentra hoy prácticamente restaurado y adaptado a las actividades propias de una bodega.
Desde 2004, en Bodegas y Viñedos La Mejorada se producen unos excelentes vinos tintos bajo la IGP Vinos de la Tierra de Castilla y León —Las Cercas, Las Norias, Villalar y Tiento—, elaborados con un extremo cuidado por parte del equipo de enólogos y técnicos. Nuestra viticultura se basa en la no intervención con productos químicos en la gestión del viñedo, con el convencimiento de que el equilibrio del ecosistema vitícola es la garantía de que plagas y enfermedades no se presenten en el viñedo.
La Mejorada pretende con sus vinos expresar, con la mayor fidelidad posible, el terroir de La Mejorada; es decir, la influencia que tienen el suelo, el microclima y sus prácticas en la planta y, por ende, en la uva. Buscamos una finura y la elegancia que transporte a todo aquel que degusta un vino de La Mejorada a su paisaje.
De la mano de Paloma Cendón, sumiller perteneciente al departamento comercial y de enoturismo de la misma, nos adentramos en la historia de esta bodega situada a 5 km de la ciudad de Olmedo, al sur de la provincia de Valladolid y que elabora bajo el sello de V.T. Castilla y León.
El primer vino de la cata presentación fue “Villalar 2013”, un tempranillo 100% con doce meses de crianza en barrica de roble francés.
Se mostró vestido con un bonito color rojo picota de capa alta. Limpio y brillante. En una nariz de intensidad media asomaban con claridad notas de fruta roja (cereza, ciruela…) que daba paso a aromas de fruta negra (mora, grosella negra…) sobre un fondo tostado y de especias dulces.
Ataque fresco, con volumen, cremoso. Un vino muy entero en boca y con potencia. Aun siendo un 2013, no le vendría mal una estancia en botella para afinarse.
El segundo vino de la tarde-noche fue “Las Norias 2014”, tempranillo 100% con doce meses de estancia en madera de roble francés. Vino procedente del pago en que se encuentran las norias que proporcionaban agua al Monasterio.
Se presentó con un bonito vestido de color rojo con ribete granate de capa alta.
Aromas intensos de fruta negra madura (mora…) junto a aromas más frescos de fruta roja (frambuesa, grosella roja…) con sutiles recuerdos minerales y aromas tostados acompañando notas especiadas dulces y apuntes balsámicos.
En boca se mostró elegante (en mi modesta opinión el que más) con un perfecto equilibrio, cremosidad al tacto, aterciopelado, envolvente y con un final largo y persistente. Me encantó.
Tercer vino, “Las Cercas 2013”: 60% tempranillo y 40% syrah. Vino con una crianza de doce meses en barrica de roble francés, del cual un 35% es barrica nueva.
Se presentó limpio, brillante, con un bonito color rojo picota de capa media-alta.
Mostraba desde el inicio nítidos aromas de fruta negra madura (cassis, mora…) junto a sutiles aromas de flor morada típica de la variedad syrah sobre un fondo especiado (pimienta blanca) y claros aromas torrefactos (café…) acompañando al conjunto recuerdos de tabaco y notas minerales.
En ataque se mostró dotado de un buen equilibrio y elegancia sin llegar a mostrarme aquello que había sentido en “Las Norias”. Buen vino, sedoso, con una buena acidez que le aporta frescura y longitud al paso. Final correcto de buena persistencia.
Acabamos la cata con “Tiento 2009”, un vino que se elabora de forma diferente en cada añada. Es fruto de una selección en viñedo de las mejores uvas que la añada ha permitido alcanzar una calidad excepcional. Es un vino maduro, singular y que refleja lo mejor de la variedad, suelo y clima.
Este “Tiento 2009” es prácticamente un monovarietal de merlot con una pequeñísima aportación de otras uvas excepcionales de esa añada. Pasó doce meses en barricas de roble francés y tan sólo se elaboraron 3211 botellas en esta añada.
El vino visualmente ya tenía un color rojo picota de capa media con evolución hacia tonalidades atejadas.
Muy elegante, fino y dotado de notable complejidad. Fruta roja madura, notas especiadas y minerales dan paso a sutiles aromas frescos balsámicos y notas ahumadas.
En boca es pura seda, equilibrio, fina potencia, tanino pulido y sedoso. Un vino para beber sin más, con la mejor de las compañías que se quieran encontrar, un libro, la pareja, la soledad.
Y para terminar, dar de nuevo las gracias a Paloma y a todo el grupo de bodega La Mejorada por haber hecho posible que estos vinos que tanto nos deleitaron llegasen a la Asociación. Hasta siempre!!!